Comenzamos con un primer plato que nunca puede faltar en una mesa rumana, la Ciorbă, pronuciadochorba, es una sopa más consistente que puede llevar pollo, ternera, pescado, verduras. Las sopas suelen acompañarse de una guindilla verde en crudo o encurtida y de smântâna, pronuciada “esmantena” (unanata gruesa y un poco agria con la textura del yogurt). Las más curiosas para los que visitan el país por primera vez son:
Un plato que comparten incluso con una denominación parecida otros muchos países de la zona como Turquía, Macedonia, Grecia, Serbia, Croacia, Bulgaria, Rusia y Ucrania entre otros.
El sarmale es el protagonista de las celebraciones rumanas. En Navidad, en Semana Santa, en bodas y bautizos. Es un preparado que suele cocinarse en grandes cantidades y para varios comensales. Es laborioso de preparar pero resulta un plato exquisito. Se trata de una hoja de repollo o vid en salmuera en la que se enrolla, como si de un puro se tratara, una mezcla de arroz, cebolla y carne. Posteriormente los rollos se ponen a hervir en una olla grande tradicionalmente de barro o en el horno dependiendo de la costumbre de cada cual. Se sirven acompañados de mămăligă y smântână.
Las formas de cocinarla varían, hay quienes la prefieren más blanda con la consistencia de una papilla o quienes la prefieren más sólida en cuyo caso se suele cortar con la mano como si de un pan se tratara o según la forma tradicional con una cuerda o hilo grueso.
Para endulzarnos un poco te presentamos uno de los postres típicos rumanos que merece la pena probrar. Eso sí, necesitarás espacio para que te quepan ya que llenan bastante.
Los papanaşi, pronuciado “papanás”, son unas rosquillas rellenas de queso de vaca dulce que se sirven con smântână, melaza o mermelada de frutas rojas (cerezas, frutas del bosque, fresas) y azúcar glas. El modo de presentación difiere pero en los restaurantes es típico que te los sirvan con una pequeña bolita de la misma masa de la que están hechos coronando el preparado lo que, junto a la smântână, le confiere un aspecto de muñeco de nieve derritiéndose. Aunque quién se derrite es uno mismo de placer al saborearlos.
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